martes, 12 de junio de 2012


Siete demonios a vencer

 
Siente demonios a destruir

Introducción:

Desde hace tiempo he estado siendo desafiado por Dios para subir un escalón más en nuestra vida espiritual. ¿Por qué no podemos ser prosperados? ¿Si Dios nos ha levantado para reinar, porque no reinamos en plenitud?

He descubierto que necesitamos entrar en un tiempo de guerra para ser totalmente libres de todo obstáculo que los demonios nos ponen para no tomar “nuestra tierra prometida”. La Biblia dice:

Josué 11.19

No hubo ciudad que hiciese paz con los hijos de Israel, salvo los heveos que moraban en Gabaón; todo lo tomaron en guerra.

¡Dice que todo lo tomaron en guerra!

Dios ya les había entregado toda la tierra, ahora se tenían que mover para echar fuera a los habitantes de la tierra que YA era de ellos. Por supuesto que los habitantes de aquellas tierras resistirían salir de la tierra que ya habían habitado por tantos años. Así que los hijos de Dios tuvieron que tomar todo en guerra.

¡Tenemos un Dios de abundancia y prosperidad que desea que sus hijos tomen su herencia!

Pero también Dios desea que seamos hijos guerreros. Analicemos estos versículos:

Romanos 5.17

Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.

Mateo 11.12

Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.

¿Se da cuenta? Los hijos de Dios debemos reinar en vida, sin embargo, el reino que debemos poseer sufre violencia y solamente como hijos violentos lo podemos poseer.

Si deseamos reinar sobre nuestra salud, finanzas, familia, negocios, trabajo, debemos actuar con determinación y violencia. ¿Estamos listos para hacerlo?

Hay siente espíritus que tenemos que vencer como hijos de Dios.

1.      Goliat. Este espíritu produce estancamiento. Recordamos como Goliat estuvo amedrentando al pueblo de Dios durante 40 días y 40 noches. Durante este tiempo el pueblo de Dios estuvo estancado y detuvo su crecimiento.

Este demonio detiene el crecimiento de la familia, de las finanzas, amedrenta, causa temor, inseguridad y provoca un espíritu de cansancio.

¿Cómo lo combatimos? David lo venció con el poder de la unción del Espíritu Santo. David fue decidido, actuó con determinación y confianza en Dios. El celo de Dios apareció en la vida de David y “arremetió” con coraje y valentía contra este gigante Goliat.

2.      Absalón. Este es demonio es rebelión, provoca anarquía, divisionismo, individualismo, aislamiento. ¡Absalón inicia en nuestra propia casa! Este demonio ataca desde dentro de la misma familia, esposos, hijos, familiares.

¿Cómo lo destruimos? David dejó la ciudad cuando Absalón se levantó contra él. Sin embargo la intervención de su ejército de dio muerte. David no lo venció por ser su hijo, pero otro lo hizo en lugar de él. Este demonio lo vencemos en equipo, la unción pudrirá este yugo del diablo y Dios nos llenará de su amor, armonía y unidad en la familia.

3.      Jesabel. Este demonio es usurpador, significa sin cabeza. Provoca anarquía y su función es robar y despojar. Se levanta con una autoridad que no tiene. Su poder esta fundado en el ocultismo y brujería. Esta mujer, esposa del rey Acab tenía sentados a su mesa 850 brujos. Después de ser vencida por el profeta Elías, ella se levantó de nuevo a intentar recobrar lo que le habían quitado. El nuevo rey pidió a los eunucos que la echaran del balcón, murió y su sangre fue lamida por los perros como antes se había profetizado sobre ella.

¿Cómo vencemos este demonio? En primer lugar, es la unción profética, la declaración ungida que sale de nuestra boca. Elías, el profeta ungido de Dios le quitó la fuerza matando a los 850 profetas del diablo. Enseguida, el rey Jehú terminó la obra que empezó el profeta.

Profetizaremos sobre este animal rabioso que desea desestabilizarnos, con la palabra que sale de nuestra boca le venceremos.

4.      Madián. Este demonio es  deborador de las riquezas. Cuando el pueblo de Dios estaba listo para levantar la cosecha, los madianitas se levantaban para robarles lo que con tanto esfuerzo ellos habían producido. De la misma manera, este demonio espera que nuestros proyectos nos estén dando economía, cuando tenemos las finanzas en nuestras manos, viene y roba. ¿Cómo lo hace? Accidentes, robos, enfermedad, fracaso en los negocios, derrota en el trabajo, escasez, lo que trae pobreza, miseria y derrota.

¿Cómo lo podemos vencer? Dios levantó a un guerrero llamado Gedeón para defender a su pueblo. Dios usó tácticas proféticas para destruir un gran ejército de enemigos. Nosotros actuaremos de la misma manera. Usaremos tácticas y símbolos proféticos para destruir este demonio que devora las riquezas.

5.      Serpiente antigua. Este demonio produce tentación y conduce al pecado. Siempre ha sido el arma de Satanás la tentación y el pecado. De esta manera mantiene atadas las manos de prosperidad para nosotros. Esta serpiente produce ataduras en los corazones, odios, resentimientos, que mantienen el alma atada y lejos de la felicidad.

¿Cómo la destruimos? La Biblia dice que la unción pudre el yugo del diablo. Jesús reprendió a los demonios y liberó a los oprimidos del enemigo. Necesitamos ser liberados de toda atadura del enemigo que entró a nuestras vidas a través del pecado.

6.      Dragón. Este demonio maneja el engaño. Con su cola arrastró la tercera parte de los ángeles de Dios en su rebelión. Debemos tener cuidado con este demonio, es demasiado astuto y labioso, no se mide en el engaño, muestra el principio pero nunca el final. Su forma de trabajar es bajo una cara de piedad, promete, pero nunca cumple. Al final trae ceguera, oscuridad, cambia la dirección de las cosas para llevarnos al fracaso.

¿Cómo lo destruimos? El punto final de este demonio es la obediencia a Dios y a la dirección a donde él nos lleva. Debemos profetizar sobre nuestra mente, que Dios traiga la mente de Cristo a nuestras vidas y avancemos con determinación para hacer lo que Dios quiere que hagamos.

7.      Reina del cielo. La reina del cielo produce idolatría. No estamos pensando solamente en ídolos de madera, oro, plata, sino en aquello que nos desvía nuestra mirada de nuestro amado Salvador. Esto tiene que ver con poner nuestra mirada en el dinero, las personas, el trabajo, los negocios, en fin, de todo aquello que nos desvía la mirada de Cristo.

¿Cómo vencemos este demonio? Debemos revisar nuestra vida con respecto a la idolatría. Debemos ser liberados de toda atadura de idolatría, pedir perdón para la idolatría de nuestros ancestros y profetizar libertad, prosperidad sobre nosotros y nuestras familias.

Después de entender contra quien estamos luchando, es necesario entrar en guerra con decisión y valentía. ¿Cómo podemos vencer estos demonios?

  1. Un tiempo de ayuno y oración. En este tiempo le pedimos a Dios limpieza en nuestra vida, que nos revele su santidad para vivirla. Esto traerá unción y autoridad para levantarnos con violencia en contra de estos demonios.
  2. Analicemos a estos demonios. ¿Hasta donde se han metido, que han provocado, que han destruido, que han robado? Hagamos una lista de todo lo que observamos a nuestro alrededor que no esta bien, que sabemos que no viene de Dios.
  3. Preguntemos a Dios las estrategias de guerra. El Espíritu Santo es nuestro estratega. Él nos llevará a la victoria. Dios nos hará entender los símbolos proféticos, las estrategias de guerra para vencer al enemigo.
  4. Reunamos a la familia y destruyamos al enemigo. Por supuesto que el enemigo ha destruido nuestras familias. Ahora tenemos la lista del mal que ha provocado. Rompamos las cadenas, liberemos nuestras vidas por la unción del Espíritu Santo.
  5. Disfrutemos de la presencia de Dios. La presencia de Dios será más que elocuente en medio de nosotros. Ahora, debemos trabajar para que la presencia de Dios sea constante en nosotros y en toda nuestra familia. Disfrutemos del fruto de tener la presencia de Dios de nuestro lado.

Al final sabemos que:

1Juan 4.4

Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.

¡Dios te bendiga y que te mantenga firme en la victoria!
con amor rbg